El Hércules CF, tras sufrir su primer gran descenso a Tercera en los años cincuenta, experimentó un renacimiento en la década de los sesenta. Este resurgir fue liderado por el talentoso extremo oriolano Ramón Navarro, cuya habilidad en el campo justificaba por sí sola el precio de la entrada. Con él, el estadio de La Viña vivió momentos memorables, y el equipo blanquiazul se consolidó en la Segunda División, que por aquel entonces se dividía en dos grupos.
El técnico Belló, buscando equilibrar juventud y experiencia, reforzó el equipo con veteranos. Destacaron Miche, campeón de Europa con el Real Madrid, y Bartolí, con una amplia trayectoria en Primera con el Espanyol. Junto a ellos, se sumó Paco Toledo, un sevillano procedente del modesto Abarán, fortaleciendo así un equipo que ya vislumbraba intensas luchas contra rivales como Granada, Algeciras o Valladolid.
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