Enrique Pardo Tirado vio la luz por primera vez el 8 de diciembre de 1939 en el Raval de Sant Roc, un barrio que fue su hogar a lo largo de toda su vida y donde estableció una familia sólida junto a su amada esposa, Rosa Causanilles Clarós. Su arraigo en Castelló y en las festividades locales era profundo y duradero.
A los 83 años, ha dejado un legado imborrable tras su partida, que incluye dos hijos, Enrique y Sergio, y cuatro nietos, Sergio, Carlos, Jaime y Ana, quienes lo recuerdan con un amor infinito y lleno de cariño.
Enrique era un apasionado de la agricultura, dedicando sus primeros años al cultivo y producción de naranjas. Según su hijo Sergio, “trabajó codo a codo con los hermanos Núñez en el sector agrícola, hasta que se dio cuenta de que no le brindaría las satisfacciones que deseaba para su familia y para sus compañeros de trabajo”. Fue entonces cuando tomó la decisión de adentrarse en la industria de la construcción, comenzando desde cero y compartiendo la compañía de las mismas personas que habían comenzado junto a él en el ámbito agrícola.
La valentía y determinación de Enrique lo llevaron a iniciar una nueva etapa en su vida, brindando un futuro próspero tanto para su familia como para aquellos que le rodeaban. Su espíritu emprendedor y su habilidad para adaptarse a los desafíos lo convirtieron en un ejemplo a seguir para muchos. Su legado perdurará en los corazones de quienes lo amaron y lo admiraron.
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